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La depresión

 La depresión es una enfermedad mental que puede causar a quienes la padecen una gran angustia e incluso provocar un comportamiento suicida. En general, se caracteriza por un estado de ánimo bajo, falta de motivación y energía, y una tendencia a aislarse de los demás. 



Este término se utiliza a menudo de forma coloquial, pero no siempre se corresponde con lo que es la depresión desde el punto de vista clínico. Es importante recordar que los síntomas depresivos como la tristeza, el letargo, la depresión, etc., son normales en nuestra vida cotidiana, y en algunos casos incluso más (por ejemplo, después de una ruptura).  La mera aparición de síntomas depresivos no los convierte en patológicos. Además, estos síntomas pueden darse con otro tipo de trastornos o problemas psicológicos.


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Causas de la depresión.

La suma de diversos factores biológicos, ambientales, familiares o sociales es lo que suele determinar la enfermedad de cualquier tipo. Sin embargo, la evidencia científica apunta a ciertas variables que influyen en el desarrollo de la depresión:


Factores genéticos. Se ha demostrado que existe una relación entre la carga genética y el desarrollo de la depresión, aunque todavía no se sabe cuáles son esos genes concretos ni cómo actúan. 

Teorías neuroquímicas de la depresión. Con los avances en el estudio del cerebro y sus estructuras y funciones, se han identificado ciertos neurotransmisores (sustancias segregadas en nuestro cerebro que activan o inhiben la función neuronal) que afectan a su funcionamiento. Se trata de la serotonina, la norepinefrina y la dopamina.

Teorías neuroendocrinológicas. Se refieren a la secreción de hormonas endocrinas, que están en estrecha relación y "comunicación" con nuestro sistema nervioso central.

El estrés es otro factor relacionado: el estrés prolongado puede afectar significativamente a nuestro estado de ánimo y a nuestra satisfacción vital y, por tanto, puede aparecer otra sintomatología o trastorno depresivo. 

Igualmente, otros parámetros psicosociales  pueden influir en el desarrollo de estas enfermedades mentales. Por ejemplo, se habla de "deprimidos" que, sin estar enfermos, son personas propensas a la melancolía, el pesimismo, la tristeza, etc. Igualmente, el entorno en el que vivimos, el apoyo social o familiar también tienen su influencia. 

Sin embargo, no hay que olvidar que estos aspectos psicosociales dependen de la percepción individual y subjetiva de cada persona y, por tanto, no afectan a todos de la misma manera. 


Depresión y ansiedad

Los trastornos de ansiedad, junto con los trastornos depresivos, son de los más frecuentes en la población. Además, a menudo se presentan juntos, o al menos los síntomas de la ansiedad y la depresión aparecen al mismo tiempo. 


La ansiedad es una respuesta psicológica, emocional y fisiológica a la percepción de una amenaza real o irreal, presente o anticipada, de un objeto o situación. Los trastornos de ansiedad se caracterizan por un estado de preocupación excesiva, nerviosismo o ansiedad, y miedo frecuente, intenso y desproporcionado.  Al igual que la depresión incluye una serie de trastornos, la ansiedad puede aparecer como un síntoma, como una reacción más o menos esperada y natural ante determinadas circunstancias, o puede ser un trastorno como las fobias, el trastorno de pánico o la agorafobia. 


Síntomas y signos de la depresión

Hay una serie de reacciones y condiciones que pueden indicar la presencia de un trastorno depresivo o simplemente una etapa inferior de un estado emocional. Un síntoma es algo que se percibe y experimenta pero que no se ve exteriormente (sentimientos de tristeza o miedo). Un síntoma es una reacción que se experimenta y es visible externamente (aislamiento social, mirada perdida, marcha cansada...). Existen varios tipos de síntomas y signos del trastorno depresivo. 

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Síntomas y signos emocionales

Bajo estado de ánimo y falta de interés. Estos incluyen:


Tristeza, melancolía y desánimo.

Desánimo.

Decepción o desesperación.

Aburrimiento y apatía.

Miedo, inseguridad o temor.

Síntomas y signos cognitivos

Pereza y pensamientos negativos, por ejemplo: 


Dificultades de atención, concentración y toma de decisiones. 

Lentitud para pensar y hablar.

Pensamientos e ideas intrusivas negativas, amenazantes o destructivas. 

Dificultad para percibir aspectos positivos o éxitos en torno a uno mismo. 

Visión negativa del mundo y de uno mismo.

Síntomas y signos conductuales

Sensación de inercia y letargo:


Llanto frecuente.

Expresión facial triste y mirada ausente o perdida.

Fatiga y falta de energía.

Retraimiento social.

Cinofilia (sueño excesivo).

Falta de higiene y limpieza personal.

Falta de apetito.


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